25.1.07

Circunferencias invisibles

Definitivamente existen pasiones que no mueren, que se exaltan con el tiempo y que te hacen vivir. Una de estas pasiones es el teatro. Es una pasión mía, única, que disfruto y adoro por sobre todas las cosas. La disfruto porque gozo encima del escenario. Y los aplausos, no dejan de transformarse en un estímulo, en ciertas sonoridades que llaman a seguir en esto, a no abandonar el camino, a atreverse a más, a querer más, a necesitar del vivir una situación que a lo mejor nunca te va a pasar, pero que puedes sentir como si fuera un sueño.
Y eso fue lo que me pasó. Viví un sueño, viví una situación que me hizo trasladarme a otra dimensión, a otros aires, a otro mundo paralelo que no existe más que cuando se arma. Como si fuera una casita hecha de Lego. Y lo viví con el alma, profundamente, casi envuelta en una ensoñación mística, pero con plena conciencia de estar en el mundo real. Lo digo, porque aprendí que el actor al interpretar un personaje, nunca deja de ser un ente real, siempre tiene que estar alerta a señales (que no te muevan una silla, que no coloquen agua en un recipiente que debería tenerla) y hacerlo de tal forma que el personaje no muera. Aunque tengas que dejarlo ir después de la función. Y eso es lo que me da pena. Desprenderme de la piel del personaje, porque sólo depende del actor que éste vuelva a vivir.
Lejos de querer volver a la realidad, lo que quiero es seguir haciendo teatro y disfrutarlo al máximo. Volver a vivir otras realidades una y otra vez, como si ésto fuera un gran vicio, un vicio orgásmico, fuerte, de piel, que no cualquiera puede hacer. A Dios gracias no tengo pánico escénico. Y mi vida, podría girar eternamente frente a eso, con llantos, risas, rabias, iras, enojos, frustraciones, sueños, desmayos, muertes y enfermedades, felicidades, alegrías, tonteras, y el absurdo, y tantas otras cosas.
Creo que ser tan terriblemente sensible me ha facilitado el actuar. Esa sensibilidad estúpida que es parte de mí y que muchas veces odio, se ha planteado como una alternativa que se desahoga en el teatro y que me sirve para canalizarla en un personaje.
Espero seguir haciéndolo y que sepan que no sirve de nada impedírmelo. Nada de nada. Es algo que es superior a mí. Superior a mi conciencia. Superior a mi destino. Así de simple y complejo.

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