22.9.05

De cabeza en la tierra (con los pies en la luna)


Ya no hay nada que pueda pensar irracionalmente más que querer ser un pájaro y volar a gran altura para así dejar de ser admirada por los demás y emprender el vuelo propio. Anoche soñé que andaba buscando departamento. Incluso hasta una casita con patio, pero no, insistía en el departamento. Dicen que cuando uno sueña con lugares donde vivir lo que realmente está diciendo el inconciente es un cambio mental. Complicado. Los cambios mentales no suceden de un día para otro. Tampoco acontecen de un segundo al siguiente como si la sucesión de ambos hechos fueran irremediables.
Lo único realmente irremediable es la insoportable necesidad de dar vuelta el mundo y tratar de verlo de una manera distinta. Un enfoque surrealista, una visión de mundo que generalmente está en los sueños o en la loca conciencia despierta. He echado de menos escribir. He echado de menos contar historias. Al parecer la literatura es mi destino. La vida de fantasía, no esa realidad que agobia y agota en los medios de prensa. Me gustaría ser un dragón que expulsara palabras quemantes por la boca...o una sacerdotisa con cuerpo de sirena y alma de mujer apasionada. Una sacerdotisa adúltera y pecadora. Una sacerdotisa humana y verdadera. No hay nada más serio y palpable que lo humano y lo verdadero encarnado en una visión fantasiosa.
Por lo anterior, digo que estoy de cabeza en la tierra. Trabajando mucho, levantándome temprano y asumiendo ciertos períodos durante el día que suelen ser aburridos. Y sigo con los pies en la luna. Sigo soñando e imaginando. Sigo siendo la misma loca de siempre prófuga de la justicia. Es que soy mala. Tengo maldad de niña en mi interior.
No puedo describir la maldad en sí, pero es suficiente agregar que me metí con alguien que tiene 8 años menos que yo y que es un revolucionario que le tira piedras a los pacos. Me gustaba su nariz, aunque está claro que no quiero volver a verlo en un tiempo más. Me dijeron que sólo era un revolucionario y nada más. Lo dejo hasta ahí. Sólo un revolucionario. La vida es más rebelde de lo que uno pudiera ser en ciertas ocasiones, cuando aprovechas momentos que sabes no se volverán a presentar más. Y aún así sigues siendo una diosa que en determinados momentos usa zapatos de tacón y puede caminar con la frente en alto. Una diosa que puede tener la fantasía de ser la reina de la noche de una boite de mala muerte y que goza desnudándose ante un montón de borrachos que no pueden metérsela a su mujer de buena manera. Mejor seguir siendo diosa que otra cosa.
Digamos que, más allá de diosas y posiciones para estar sobre la tierra lo mejor es el surrealismo y la capacidad de ver lo irreal como concreto. El surrealismo es la esencia de los sueños de los hombres. El surrealismo es la estupidez de Joaquín Lavín en La Moneda...o el renacer de Pinochet desde los escombros donde reside. También es surrealista el sueño de la liberación gay de Lemebel o el amor de una flor por los excrementos de los perros. El surrealismo es Matta y para entenderlo a él hay que tener una forma muy extraña de pensar. Todos somos extraños pero muy pocos lo descubren.
A la mayoría de la gente le gusta ser "alguien común", que no salga de lo normal, correctitos (o itas) parados de manera derecha y riéndose de lo que todo el mundo se ríe. Y si ven a alguien que hace lo contrario se asustan. Eso pasa siempre y en todas partes. Incluso con los XY que de un día para otro descubrieron que eran homosexuales (o en algún homo reprimido que decidió que era más fácil ser hétero).
No sé que más decir, salvo que ando con ganas de seguir haciendo locuras en la vida. Cada día más y más locuras hasta explotar de seriedad y de ganas de ser una mujer común (cosa que no creo que suceda). Y si alguna vez sucede le diré a alguien que me avise, porque muchas veces somos felices y no nos damos cuenta hasta que nos dan ganas de llorar por algo que teníamos y ya no está. Complicado pero cierto. Complicado y humano como una sirena que trabaja de prostituta en el Gran Santiago. Cierra los ojos y tírate. Eso es surrealismo. Eso es Matta. Hacerte un hoyo en el cerebro y escarbar dentro de él hasta saber que no tiene fondo. ¿O lo tiene y alguna vez se lo sacaste?

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