8.9.05

Cierto feeling y cierta locura

El Feeling: Me ha dolido la cabeza todo el día. Me dí un baño con pétalos de rosas. Me quedé dormida, el agua se enfrió y me dio frío. Pero quedé bien, ahora estoy mejor. Bueno, esta semana no ha sido mala después de todo. Estuve con alguien que me encanta y las cosas han salido bien. La única lata es que tengo sueño y no se me ha quitado, eso que anoche dormí más de diez horas. Ayer fui al cine con V y lo pasé muy bien, demasiado. Es un tipo que me hace reír mucho. Creo que hay feeling en el aire aunque el problema es que es tímido. V estuvo en Estados Unidos como tres meses y hablamos por messenger casi siempre. No nos habíamos podido juntar hasta ayer y fue buena onda. La verdad es que es una buena persona. Con V podría verme como una abuelita con su marido. Pero no digo más porque no es bueno adelantarse. Todavía no quiero casarme.

La locura santa: Por otro lado, tengo esa bendita virtud de portarme mal a escondidas. Me porto mal y me gusta cuando cierta persona se transforma en mi cómplice. Él es mi cómplice, siento que hay una afinidad que va más allá de las miradas y del cuerpo. O como podría ser, una conexión buena onda. Es algo que el tiempo no puede borrar y el cerebro menos. Es una sensación inevitable y que ya lo asumí como parte de mi vida. Ya entiendo al destino, hay algunas cosas que de verdad han tomado cierta definición en el último tiempo. Porque a pesar de TODO (escrito con mayúsculas porque son muchas cosas) sigue en pie esta atracción y ninguno de los dos echa pie atrás. Bueno, a veces es él o soy yo, pero de alguna forma tratamos de seguirnos encontrando. Aunque sea por poco tiempo, que en este caso es mejor a nada.
Me gustaría escribir un libro en torno a esta historia. Hablaría de cuando nos conocimos y de las risas fortuitas que explota en mí cuando dice algo light o muy chistoso. Me gusta que muestre esa faceta ante mí. También me gusta su rapidez y la forma en que me mira cuando sabe que estoy haciendo algo para él. Es el aroma a lo prohibido y en lo prohibido aceptado por dos es imposible no darse cuenta que existe una complicidad entre nosotros. Si estuviéramos en la edad media ya nos habrían quemado en la hoguera. O tal vez no, porque al ser los castillos tan grandes y llenos de túneles habríamos creado un escondite secreto. Quizás sólo nos flagelaríamos las espaldas con los ojos vendados. Para la "pureza del alma". Menos mal que estamos en otro siglo y ni él ni yo somos del Opus Dei.
La próxima vez que nos veamos le voy a decir que nos vendemos los ojos y dejemos liberar la imaginación. Quiero sentir qué pasaría. Sentirlo y sentirse...algo mutuo. Y después de eso, que se sepa que siempre hay espacio para descubrirse el uno al otro sin necesidad de exigir nada. La vida se hace de momentos y con él esos momentos son claves, exquisitos, plenos. Nada que decir.

No hay comentarios.: