28.9.05

Como "Esperando a Godot"

Todos tenemos que esperar, de una u otra forma en la vida. Esperar el amor, la bonanza, las buenas vibras, cumplir los sueños, volar la imaginación, renacer el cuerpo y la mente. Todos y todas esperamos. Algunos más y otros menos. Ya me estoy volviendo loca de esperar. No me gusta que pase el tiempo. Me gustaría detenerlo con una mano y así que el mundo dejara de dar vueltas y todo quedara en pause de una forma u otra. Congelaría imágenes y sería más simple meditar acerca de lo que se ha hecho y lo que no.
Sería simple si esperar fuera un acto inspirativo para cualquiera y no que se comparara a la flojera o el hecho de hacer nada. Nada cae del cielo, ni siquiera el príncipe azul. Nada cae, ni siquiera el maná del cielo pero aún así todo cae por la inevitable fuerza de gravedad.
Todo cae y nada cae.
Suena extraño, pero resulta que la incertidumbre de esta afirmación es un resultado filosófico que puede partir en cualquiera y terminar quien sabe donde. Por mi parte espero terminar en la cima, en lo mejor. Que todo lo malo caiga y que la buena suerte caiga sobre mí y los que me rodean. La vida no tiene gravedad, a menos que ponerte de cabeza te haga mirar el mundo de otra manera. Las mujeres podemos ponernos de cabeza más rápido que los XY. Ellos prefieren reflejarse en un espejo o ver todo a través de un vidrio.
Qué fome. Aunque debo reconocer que me gustaría ser más racional, no ser tan pajarita para mis cosas, o tan visceral en mis sentimientos, tan extrema en mis odios y alejada de quienes no se merecen que yo esté con ellos. Tal vez todo es distinto a cómo lo percibo con mis ojos en este instante. La percepción puede no ser un aullido efímero que te alerte de ciertas circunstancias. Prefiero dejarme ahogar en ellas y envolverme en discusiones monologadas de mi filosofía. Soy una chica compleja, pero dentro de una niña simple. Siempre lo he pensado así. Y nadie me va a decir lo contrario. Nadie que me conozca.
Está nublado y la primavera parece haberse esfumado por arte de magia. El perfume que me puse en la mañana aún perdura. Mi pelo sigue tan ondulado como siempre y los pantalones que me puse están un poco más sucios que ayer. Es raro entender la evolución. Creo que depende de la piel que tenga cada uno para conectarse con las percepciones internas de cada cosa o de cada sentido, o de cada nueva espiral que agregues a tu elipsis.

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