28.10.10

Escribo para sanarme

Mientras el cielo se oscurece para derramar las gotas de lluvia primaverales, mi cuerpo se libera y se siente simple. He dejado de lado el peso de la enfermedad. Me siento liviana y mi alma machi me recuerda que estoy viva. Siento el poder de la tierra y la Pachamama subiendo dentro de mí hacia afuera. Mis chakras se liberan, se sienten abiertos. Cada vez más abiertos, fluyendo en ritmos que cambian según la energía que respiro y que entra en él. Cada vez más liberada de un peso invisible que está en mi mente. Enfermedad no es sólo lo que se sufre, sino también lo que se piensa y mi aparato respiratorio se libera, se siente cada vez más agradable, más terso, más ligado a la tierra y el aire que entra en él. Imágenes verdes y azules se cruzan por mí, rayos verdes y azules cruzan mi cuerpo y mi adn para llevarme a la liberación. Y me siento bien. E inspiro, luego expiro y siento que todo se vuelve normal. Que todo está dentro de mí en su justo equilibrio. La vida me acompaña con cada suspiro que emito desde mi cuerpo. Tengo conciencia de él. Lo siento. Firme, potente, ligado a las 28 diosas que me acompañan todos los días. Donde quiera que vaya. Totalmente agradecida. Limpia. Agradecida. Y no olvidar, que cada una es Diosa de sí misma. Diosa entera, diosa por dentro y por fuera. Diosa poderosa y autocreyente. Diosa. No bruja. Machi, no bruja. Machi que vuela por los aires con la fuerza de la mente, para impregnarse de todo lo que rodea, para cambiar todo lo que toca, inclusive su propio cuerpo. Su propia esencia. Su propio navegar y volar y caminar. Sus propios poderes, su propia sanación, con una perfecta forma geómetrica sagrada saliendo del cuerpo, para volver a entrar en él en un ritmo respiratorio perfecto. Todos somos perfectos. Sólo tenemos que darnos cuenta de ello. Todo es perfecto. Sólo tenemos que adecuarnos a ello. Y dejar que fluya. Así, todo lo imperfecto se va. Y somos perfectos. Siempre. Tan perfectos como lo es que en este momento ocupamos un lugar en la tierra, en un contexto temporal y una coalición divina de tiempos y espacios.

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