9.6.08

Parecido a los círculos

Yo no quería. Nunca quise. Quizás lo hubiese querido en algún momento. No. No era así. Era parecido a las tormentas mentales que se desatan en los pantalones de alguien. No importa si ese alguien es hombre o mujer. Y no hablo de sexo, ya que menciono los pantalones. Me refiero a eso que une la columna vertebral con las extremidades inferiores, que hace que al caminar tomes conciencia de tu espalda y de la proyección de ellas en las piernas, como si fuera un esqueleto tuyo dentro de otro esqueleto. La mantención de algo dentro de otra cosa generalmente se traduce como la continencia de algo en otra más débil o de menor importancia o simplemente porque siempre hay algo que está dentro de otro algo y por ende a veces puede que ese algo no quepa y se vaya a otra parte, como al cerebro, por ejemplo o a la sangre, donde circulará por un mapa más o menos conocido por más o menos gente que fue al colegio y estudió algo del sistema circulatorio o su similar, si es que la sangre se puede parecer a otra cosa. Yo sigo creyendo que la sangre es rara, brota y corre por la piel para provocar cosas. De todo. Cosas. Asco a mí y no tengo idea al resto de la gente.
Pero como estoy hablando en círculos, es decir de adentro hacia afuera en mi caso, recuerdo sentir, hasta ahora, un morbo inconcebible al comer carne cruda. Me encanta comer carne cruda. Me gusta sentir el sabor de la no cocción en mi boca y de como la saliva se une con ella para luego absorber su sabor salvaje. Eso no se compara con nada...ni con nadie. Y es por eso que al hablar en círculos se debe tomar en cuenta el acto de caminar. En diferentes posturas y distintas velocidadades.
Comencé despacio y terminé en el vértigo de mi estómago.

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