8.1.08

El hoyo en la garganta

Como el angel se imaginara que uñas de metal diabólicas rasgan la tierra para carcomerla, una invisible mano de fuego entraba por su garganta y le generaba un hoyo a la altura de la laringe, que le provocaba dolor, mareos y una tos que terminaba con una opresión de cemento en el pecho, la salida de sangre por la boca y la falta de oxígeno en los pulmones sin dejar de acabar el rito de una enfermedad que se prolongaba por días y que sólo se olvidaba a la hora de dormir, aunque a saltos, porque siempre volvía la tos en la cumbre de las pesadillas, en el final de los demonios que se sentaban en el borde de su cama. Y le escupían los pies, para darle asco, destaparse y luego volvérselos a escupir.
(¿Continuará?)

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