11.12.07

Desde fuera del espejo

Yo no sabía que la capacidad de crear, la internación del actor en un mundo paralelo llegaba a tal punto de perder la conciencia real, de yo como persona, y ser una conciencia irreal, ser el yo como personaje, con vida, esencia, carencias, sueños, entre otros.
Entrar en estado de trance ya es práctica habitual en mí, y así es como me apego y me desapego a las vivencias de mis personajes, que casi siempre empiezo odiando como a la muerte, y luego amándolos y aceptándolos como mi propia piel. Ahora estoy fuera del espejo, estoy detrás de un mundo que comenzará a armarse de a poco, con la conciencia despierta, los sentidos despiertos, la mente despierta. Todo conectado, y luego, con el pasar de los días, esta conciencia será un eje imaginario, que llevará a sentidos conexos de una realidad determinada, con una mente en trance y completamente sujeta al mundo que la lleva.
Esto de vivir otras vidas responde a la necesidad propia de ser una actriz que proyecta, que busca que el espectador sienta y perciba en su carne lo que la carne y el sentimiento de mi personaje conllevan. Es un trabajo, una faceta, un sacrificio, un orgasmo actoral el desapegarse de uno y ser otro u otra en un camino hacia el infinito. Pero, además, estoy convencida que la gente que hace teatro tiene otras vidas dentro de sí, que sólo despiertan con estímulos que apelan al inconsciente, al dejar de ser, al desdoblarse despierto.
Hoy en la tarde miraba en un video trabajos que habíamos realizado con mi grupo de teatro y puede ver una mujer destrozada quemándose la espalda con esperma de vela por el puro sufrimiento, una mujer muerta o casi zombie, con la boca tapada por un scotch tendida en un colchón viejo con los ojos abiertos. Y bueno, la virgencita de yeso asesinada que es parte del último trabajo que estamos preparando. Esencia de lo que no existe ante nuestros ojos. Esencia de lo que podemos hacer ante nuestros ojos. Esencia de lo que viene y lo que fue. Es raro y gratificante verse del otro lado del espejo. Es como decir, no fue perfecto, pero es lo que gratifica. Y la humildad, la humildad del trabajo de cada uno y además respeto por el trabajo del otro. Y profunda adoración por el personaje, una idolatría interna.

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