13.10.09

El proceso

¿Quería verlo?, le adelanto que no le va a gustar. Repito, lo que usted va a ver no le va a gustar. No me mire con esa cara, sólo quiero advertirle la posible sensación desagradable que usted puede tener al ver lo que voy a hacer. No me diga nada, porque ya usted me dio el visto bueno. No. No se tape los ojos. ¿Usted quería ver piel? Bueno, piel va a tener. Piel a media luz, de un cuerpo joven, que tiene ciertas carencias, aunque sigue siendo un cuerpo joven. Piel pidió, ¿no es cierto? , bueno piel tiene. Piel morena, eso es. Piel morena. Piel suave...bueno se ve suave al menos...¿desea usted tocarla? claro, pero tenga cuidado con las agujas...eso...despacio, así se toca...no, no más adentro, no empuje...¡clavan! Ya, está bien, mejor me alejo. Y ahora procedo a mostrarle lo que usted necesitaba ver, un proceso dentro de mi cuerpo procesado. Usted ve la aguja en mi estómago y ve una manguera que está en la zona baja de mi espalda, o sea más abajo. Usted me entiende. Y ve que esta aguja a su vez tiene otro canal, otra salida al lado, que es la salida de la manguera que pasa por debajo de mi entrepierna para conectarse con la zona de más abajo de atrás de mi cuerpo. Ahora procedo con todo dolor posible a estirarme, para estirar mi piel, para que la manguera penetre sucesivamente y también la aguja, ¿lo ve? es tal como usted lo pidió, que ambas fuentes estuvieran conectadas y con una extensión del cuerpo se volvieran tensas, tirantes, doloridas. Vuelvo a mi posición original. Sé que ha dado vuelta la cara...debe ser la sangre que corre por mi estómago. No se preocupe, el dolor ha sido controlado. Científicamente controlado. ¿Ve mis lágrimas? son lágrimas controladas. Durante todo este proceso nunca derramo más de cien. Es imposible, porque si mi lacrimal se desbordara echaría a perder todo lo que le estoy mostrando. Se supone que es usted el que tiene que sufrir. Es usted el que tiene que llorar. Y no lo hace. Está impávido. Me asusta usted señor. Bueno, ahí lo tiene, he sacado para usted un litro de mi sangre. Mídalo. Es un litro exacto. Mil milímetros. Una belleza. Mi sangre se ve en la contraluz como un líquido mágico. Ahora, viene la otra parte. Usted sabe que por atrás introduciré un enema para estimular la salida hacia el exterior de mis desechos humanos. Estos desechos pesarán un kilo o en su defecto será un litro. Igual que la sangre. Saco, expulso, libero mi cuerpo para usted señor. Siéntese, esperemos un poco, el final será negro pero nunca agónico. El final, este final que usted pidió...¡oh, no se espante! es sólo materia fecal y después de eso procederé a darme un baño de tina en alcohol, como usted mismo me dijo que lo hiciera. Es lo que hacemos siempre no? Es por eso que me ha sacado de mi cubo de vidrio, ¿cierto? la cortesana del cubo. Nadie sabe que usted tiene un cubo de vidrio en el sótano de su habitación y pese a que me da los mejores cuidados debo mostrarme ante usted como un experimento humano. No. No se preocupe, mi piel se ha vuelto lo suficientemente fuerte para resistir el empacho de estos sacrificios. Sé que no voy a morir. No moriré. No. Soy fuerte, usted me hizo fuerte. Usted con toda la sangre y toda la mierda mía que tiene en su poder, es más que fuerte que yo.

"Nada más simple que amar el envilecimiento y encontrar goces en el desprecio." (Marqués de Sade)

No hay comentarios.: