5.10.09

El espejo roto

Todos duermen...y mientras lo hacen, me doy vueltas en la cama sin parar. Bajo a tomar un vaso de leche a la cocina, pero no sucede nada. Me sigue dando sueño. Ahora un café. No, mejor no, mejor un cigarro. Luego, entro al baño y me lavo la cara con el agua bien fría. Espero que el agua corra un poco más y me la vuelvo a mojar. Está más fría. Los ojos me pesan, no obstante sé que al llegar a la cama me volveré a despertar. Un insomnio. Al llegar a mi cama, veo que el colchón no está. En su lugar, hay un espejo afirmado en cuatro patas de león. Patas de león de verdad, que caminan. Yo me subo arriba del espejo y lo agito con fuerza, tanta fuerza hasta romperlo. Pienso: "ahora no tengo cama ni espejo en el que mirarme". Mi pie, de pronto se siente atraído por una fuerza magnética incontenible. No sufro, pero me llevan al otro lado, donde sí está mi cama, donde sí está el colchón, donde la cama está sin patas de león que rugen y se mueven. Es mejor así. El otro lado del espejo. Y al lado, un nido de conejos, cuya madre es un ratón gigante que tiene los dientes enormes y me hace cosquillas en los pies, para que pueda quedarme dormida.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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