17.8.09

¿Indiferencia sutil?

No. No puedo. Apareces y se rompen todos mis espejos. Unos tras otros. En mil pedazos. Rompiendo un laberinto de espejos que se transforma en una tortura interminable detrás de mí.
Delante de mí estás tú. Yo sólo miro. Mejor dicho, observo. Observo de lejos y sé que te das cuenta.

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