8.11.09

Cóncavo

Mi cerebro tiene una hendidura invisible que a veces se hunde más y otras quiere salir a la superficie como una orca de piedra que busca destruírme, pero nunca lo logra. La orca es la que combate contra mí, pero mi cerebro es lo suficientemente fuerte para permanecer hundido en sus propios desvaríos y no ceder ante el movimiento de las circunstancias. Es lo que se llama ser mujer, y ser mujer de bien, con los bien parados pies sobre la redondez de la tierra, que a veces es plana frente a mis reflexiones, aunque no siempre, sólo cuando es estrictamente necesario. Cuando busco no caerme, no moverme, no desfallecer. Nada, siempre adelante, a veces como los caballos cuando son guiados por un camino recto. No las yeguas, ellas no, ellas yo.

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