10.4.07

Fuguet y el vicio de escribir

Estoy leyendo el último libro de Fuguet y en tres horas ya voy en la página 200.
Me atrapó, me comió, me abdució por completo con sus ideas locas, sus postulados y las visiones de literatura que hay en su perturbada cabeza. Fuguet me firmó un libro en la feria que se hace en la Estación Mapocho todos los años y me dijo "el periodismo no se estudia, se vive.". Maestro, ídolo, genio, cinépata a mil. Nadie entiende mi amor por Fuguet, pero yo sí y sé que es por una obsesión con el poder de la palabra, con el poder de contar cosas, de destruir y reconstruir la realidad para crear otras distintas, ya sea en ficción o en metarealidades escritas. Metaliteratura.
Lo bueno es que en este libro mi ídolo entrega datos para ser un escritor, no sé si un buen escritor, pero al menos te da fuerzas para comenzar la tarea y entregar a la mano el poder sobrenatural de ordenar las ideas que hay en tu cabeza, que se conectan con tus historias, con el pasado, la vida misma, las sensaciones, las películas, las canciones, los pequeños momentos, los instantes que perecen. Todo puede ser plasmado en el papel, el problema está en cómo lo plasmas para que no sea más de lo mismo.
No hay que plagiar, no hay que inventar. Se debe escribir de lo que se sabe, de lo que se palpa, de las emociones sentidas. Por mucha ficción que exista debe haber una raíz que nace de lo verdadero, de las fotografías tomadas, de los negativos que se quedaron en el olvido.
Fuguet habla de Fresán, un tipo que es mexicano y cuyo libro Mantra, habla sobre la vida futurista del Distrito Federal. Hace un tiempo ví ese libro, que en la portada tiene a uno de esos tipos que pelean en la lucha libre con máscaras brillantes y todo eso. Estuve a punto de comprármelo. No lo hice. Lo voy a buscar. Fresán es la segunda biblia para quien quiere escribir, según el autor de Mala Onda.
El libro se llama "apuntes autistas" (así, con minúscula), es autobiográfico y enriquecedor. Muchas memorias, muchos apuntes, muchos hoteles, muchas historias. Pero no es un libro para quienes lo odian. Por ejemplo, no es el libro que leería el maldito de Zambra. Es un escrito para sus seguidores, para los que vieron "Se Arrienda" y quedaron enganchados. Para los que leer "Mala Onda" fue el reflejo de una generación. Para los que se emocionaron con "Las Películas de mi Vida" y para aquellos que a pesar que piensan que "Cortos" fue una pérdida de tiempo, igual lo tienen en el estante con el resto de la colección.
Eso es fanatismo, digo yo.
Creo que comenzaré a escribir un libro.
No sé sobre qué.
Quizás sobre teatro, amantes y amores imposibles.
Sería una buena mezcla.

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