11.1.11

Ella

La conozco y sé que ella me conoce. Nunca hemos cruzado palabra. Bueno sí, pero hace mucho tiempo, en un momento del que no vale la pena hablar. Ella estaba en una cama de bronce, de esas camas viejas, con catres de lana. Ella lee un libro de Neruda. Parece que son los Cien poemas de amor. Ella está enferma, en cama. Lleva puestos unos lentes oscuros enormes. Está flaca, pálida, demacrada. Ella me habla. Me dice que pagó.Me confirma que pagó para separarnos hace unos ocho años aproximadamente. Me dice que pagó como cien mil pesos, pero que eso valió la pena. Yo le pregunto para qué y me dice que ella sabía que tenía que tenerlo a él como el padre de sus hijos, que había tenido anteriormente una relación de la que no había salido bien y se había enamorado de ese hombre. También me dijo en sueños que lo engañaba, que en el fondo estaba enganchada de un tipo que no me acuerdo bien. Pero que era sólo sexo. "Igual como tú con él", yo le decía que lo nuestro comenzó siendo puro sexo, pero que yo me enamoré y que en algún momento él también se enamoró de mí. "Ustedes estaban obsesionados" me contestó, yo le dije que quizás pudo haber sido obsesión, pero que al final de cuentas en algún momento nos amamos. Yo lo sigo amando, insistí. Ella se ponía a llorar y me decía que tenía dos hijos pequeños. ¿Estás enferma?, le pregunté. Y mis ojos se abrieron de paso a la realidad de la mañana.

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