9.12.10

El cuerpo político del teatro

Puedo transformar mi cabeza en un estandarte de lucha. Mi brazo en un gesto revolucionario. Mis piernas en un grito sin voz. Mi estómago, en un diafragma rebelde que puja libertad. Mi cuello en una bandera invisible al viento, mis ojos en la rebelión silenciosa del arte. Mis manos en la necesidad imperiosa de la libertad de expresión. Mis dedos en pequeñas estrellas que hablan de grandes hombres libres. Mis orejas, en la sordera del poder. Mi columna en mi complicado y amado país. Puedo alojar dentro de mi cuerpo en libre movimiento la voz de los muertos vivos, la piel de los presos quemados, el grito censurado de los comuneros mapuches, el llanto de los damnificados del terremoto que aún no pueden salir del desastre. Puedo gritar, envolviéndome con el piso y queriendo saltar hasta el techo, para decir todo lo que mi boca podría callar, transformando a mi cuerpo en acción política pura sobre un escenario.

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