9.9.10

Yo escribo

Podría decir mil cosas, tratar de romper la cadena de recuerdos que azota mi memoria. Hoy, en la oscuridad, en la clase de expresión corporal, invoqué tu nombre para mover mi cuerpo. Sentí tu presencia a lo lejos, pero cerca a la vez. Tu espalda, tus enormes manos, tu cuello, tu pelo corto, tus lentes flotando a la deriva en el mar. Tus ojos, tus labios, tus esencias. Todo. Eso lo sentí y me cuesta tanto decirlo. Pero lo escribo. Y al despertar, después, al salir de clases, vi tu cuerpo desintegrándose en el fondo del mar, tu cuerpo convirtiéndose en escamas que escapan de tí, que dejaban tus músculos al descubierto, después tus huesos, después tu nada nadando en arenas sueltas. Tu cuerpo, tus perfumes, tus palabras, todo desintegrado en el fondo del mar, deshaciéndose ahí, pero no en mi memoria. Y ahora estás acá, al otro lado de la línea cibernética, mientras yo escribo, y tú quizás qué cosas haces. Escribo, desahogándome para invocarte en mis sueños. No es tragedia, tengo hermosos recuerdos que vomitan mi cerebro a cada instante. Estás tan cerca y a la vez tan lejos, estás tan cerca y me gustaría que todo empezara de nuevo, retroceder, borrar lo indeseable, y que todo sucediera otra vez.
Tomándome una copa de cabernet sauvignon decreto tu presencia en mi alma. Te llevo en mi alma siempre, y yo, me imagino con una maleta enorme de un color café hermoso como las hojas del otoño y las hojas se mueven y yo camino por un largo recorrido que me acerca a tí de nuevo y después me vuelve a acercar. Podría decirte mil cosas. No te digo nada. El tiempo nos dará la razón. Yo, me niego a sacarte de mi mente porque simplemente no puedo. No es que no quiera. No puedo. Formas parte de mi historia. Incluso, hasta formas parte de mi piel. Siento, lo que siento contigo. Siento, como siento contigo. Siento, percibo, capto tu olor desde lejos, incluso con la ventana cerrada y a miles de kilómetros de distancia. Muchos. Demasiados. Invisibles fronteras que nos separan. Hay algo que me da alegría, saber que sé cuando piensas en mí. Estamos conectados. Aunque no te hable. Aunque no nos veamos. ¡Qué ganas de tocarte, de olerte, de percibirte, de sentirte!, ¡qué ganas, Dios Mío de que estés aquí, ahora, sólo mío! ¿Es amor? estoy segura que es amor, sino, no hubiéramos resistido tanto tiempo. Tanto tiempo. Tanta memoria, tantos lugares, tantas épocas. Tantos cambios.
No puedo decir nada más ahora. Tú lo sabes. Sabes todo de mí. Me conoces como nadie.
La puerta está cerrada.
No.
Está semiabierta.

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