
Tampoco encuentro que nosotras nos beneficiemos con lo capilar. ¡Para nada! Hay que lavárselo, peinárselo, cortarlo, cuidarlo. Un cacho más. Creo que si la estética de la Sinead O'Connor fuera una máxima masiva sería una de las primeras en seguirla. Sin ningún asco. Y para qué hablar del acto de depilarse, esa rutina dolorosa para "arrancar los pelos de raíz", que funciona mucho mejor con la Satinelle o Epilady. O la navaja de afeitar cara de raja para la zona de la entrepierna y las axilas aunque estéticamente jamás va a pasar piola.
La otra vez escuché el comentario que a los hombres les encanta que las mujeres tengamos depilada la zona de la entrepierna. Una verdadera prueba de amor digo yo, porque el dolor no lo niega nadie. No estoy para eso ni aunque me enamorara, aunque le tengo cierto resquemor a la chascona. Me da vergüenza que sea tan abundante, creo que sería mejor que en esa zona no saliera pelo de ninguna manera y de ningún modo. Otro sacrificio del "ser mujer" que le llaman. ¿No les basta con todas las injusticias históricas que se han cometido con nosotras a lo largo de los siglos? Parece que NO.
A estas alturas hay que seguir con los sacrificios. Como sea. Creo firmemente en el "para ser bella hay que ver estrellas" y como soy tan preocupada de mí, obvio que sigo esta máxima. Cómo será lo que se sufre por estos malditos pelos, que una vez mi depiladora, en medio de eufóricos tirones, me dijo "no duele, no duele" igual que el entrenador a Stallone en el film Rocky. Y me sentía toda morada en el ring, por culpa de esos malditos vellos.
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