
No sabría bien explicar como podría sentir algo así. Y más encima por el simple hecho de sentirlo, de expulsarlo. Hay días que son menos pesados que otros -de eso no tengo ninguna duda- aunque contrario a la sensación mayoritaria del holgazaneo y la modorra de un día lunes, me siento plena de energía. Creo que lo único que me habría faltado sería dormir un poco más. Dormir y sentir que el día es largo. Dormir y darme cuenta que soñar es la forma más plácida aunque menos útil de ocupar el día.
Creo que la época de cambios ha llegado. O llegará de a poco, quien sabe. A lo mejor es cuestión de ciclos. O de círculos que evolucionan. O de la posesión misma del alma con conciencia. O de mirar el cielo viendo todo el universo con el peso de tu cuerpo apoyado en la tierra. Con los huesos fijos y la espalda relajada, las pupilas a resguardo del sol y la piel fresca, con una sensación de armonía que no necesariamente tiene una explicación lógica.
Parece que los viajes comenzarán...creo que muy pronto tendré que hacer maletas a partir a otro destino.
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