31.10.05

¿Y Halloween?

Creo que no. Me carga como hemos empezado a celebrar esta fecha. Prefiero ver a los miles de chilenos y chilenas que van a los cementerios a visitar a sus muertos, que compran flores a las chicas de la pérgola y se pegan esa procesión muda, bajo un sol irritante para rendir culto a los que ya no están. Un culto personal, eso sí. Tengo a dos personas que visitar en el cementerio y nunca he ido. No me gustan los velatorios, los entierros ni los funerales. No me gusta la muerte, tampoco el olor que tiene. Le tengo miedo a la muerte, al parecer como todos los mortales.
Tampoco me gusta Halloween aunque debo reconocer que me aterra ver esa manada de niñitos que gritan por las calles, disfrazados de personajes terroríficos que van casa a casa pidiendo dulces. Y si les dices que no te tiran huevos o te dicen insolencias. Deberían respetar a los que no se suman a su mundo mayoritario. Si tuviera un hijo no dejaría que participara en estas cosas.
Me cargan porque se alejan de la identidad chilena. Me cargan porque están en un mundo consumista que llama a comprar para celebrar algo que ni siquiera viene de nuestras tradiciones. Me apesta, porque se supone que es algo que a futuro se traspasará de generación en generación como algo "globalizado". Nada que ver. Tal vez algunos lo encuentren fome, pero prefiero la fomedad al cinismo de hacer algo entretenido para celebrar "una fiesta" que no hacemos con sentido. Mejor ver películas de terror o simplemente agradecer que mañana es feriado para salir a carretear con tranquilidad hoy. O levantarse tarde. O no hacer nada.
Eso sí, si viviera en México participaría en la celebración que ellos tienen, en esos ritos que ven a la muerte con un sentido lúdico, lleno de calaveras y diablitos, flores de colores y serpentinas. Para ellos la muerte sí es una fiesta.

Común oscuridad de un alma con disco duro

Siguiendo con la idea planteada el otro día, puedo decir con certeza que el alma nos posee más que la mente en todo momento. El alma, esa esencia invisible que todo lo mira y que todo lo da a conocer de una u otra forma. Mi alma, esa pequeña lucecita que a veces se apaga y la mayoría del tiempo permanece encendida. Nadie apaga mi alma. Nadie puede prenderla. Tiene los ritmos de los latidos de mi corazón, el ritmo del fluir de mi aire desde y hacia los pulmones. La dinámica de mis pupilas oculares y el sentir de mi piel, un fluir que todo lo controla.
Creo que el alma es oscura la mayor parte del tiempo porque retiene los recuerdos y te lleva hacia atrás en la mente, aunque en la realidad ello no sea posible. Las personas somos racionales por este mismo motivo, y el disco duro es lo que nos recuerda la emoción percibida en un determinado momento. Puede ser que lleves tiempo sin pensar en cierta persona. Pasas por un lugar, sientes un olor y el feedback de tu cerebro nuevamente te acosa.
El pasado vuelve y nadie lo va a impedir. El pasado tiene que ver con la fuerza con que mueves toda la conciencia o inconciencia para ver ciertos resultados en el presente, aunque lamentablemente ya no puedes volver atrás. A veces es mejor que sea así. Quien sabe que confusiones tendríamos en la mente si es que el alma funcionara de verdad. Mejor que nos confundamos con el delirio del presente, ese que se derrite, que siempre pasa de largo, que ofrece regalos que a veces no sabemos adivinar. La vida recurre en ese eterno y constante devenir.
Hoy hay un día hermoso. El sol brilla y el verde tiene tonalidades de distintos oscuros y claros. Casi no queda nieve en la cordillera. El calor se siente en la piel. Hay aire puro y me siento feliz. Tengo el alma tranquila. Las cosas buenas están por venir. La fe en uno mismo es indispensable y puede ser posible pese al disco duro.

29.10.05

Extraños laberintos de mi pequeña mente

No sé que pensar. La dura. Me encantaría tener la mente en blanco. Me imagino que es lo que siente una persona cuando sabe que la van a enterrar bajo tierra y está en el preciso momento en que viva y conciente percibe esos retazos de polvo que van cayendo sobre su cuerpo y sus ojos, inmutables y abiertos, siguen ahí sin poder hacer nada, sin poder evitar el peso de las consecuencias de estar en la tierra, a varios metros, sin poder escapar.
Es el peso de las cosas, el peso de la propia conciencia que escarba en la acción, en la capacidad de hacer y de permitir que todo aquello que mueves provoca un pequeño-gran terremoto en otra parte.
Es, por ejemplo, el hecho de decir sí o no a cierta persona por un determinado motivo. Es cuando decides que vas a toda velocidad y de repente frenas tu auto porque quieres ver la ciudad iluminada bajo las estrellas. O cuando cierras un libro porque definitivamente el autor no te cautivó. O cuando te quedas, solo en el cine, mirando una película hasta el final y cuando comienzan los créditos te sigues quedando, por el mero hecho de ver que la cinta sigue corriendo aunque ya sabes que todo terminó. No quieres salir de la sala. La oscuridad es más cómoda.
Creo que muchas veces un sí o un no es lo que puede provocar un cambio en 180 grados en cualquier situación de la vida, aunque cada día estoy más convencida que la fuerza de la decisión reside en uno y en lo que es capaz de hacer. Por ejemplo, yo me niego a ser una chica low profile. Nunca seré de bajo perfil. No me pidan eso. Puedo hacer cualquier cosa menos decidir pasar inadvertida por tal o cual motivo.
Eso es lo que se llama tener altura de miras y decidir que, en algún momento, ciertas personas pasaron de largo en tu vida porque no tienen otra cabida. Los amigos que pensaste que te querían y no era así, los amores que valían la pena y realmente no resultaron. Esas huellas que pisaste en cierto lugar y que se borraron porque el paso del tiempo no perpetuó ese camino. Todo eso fue algo que pasó por decir un sí o un no.
Las decisiones no se dicen, simplemente se piensan. No tienes la culpa de ser alguien que es mejor que el resto, o que sobresale ante todos. No tienes la culpa de no poder hacer lo que otros hacen. Eso, simplemente es reconocer los límites personales de cada uno. El metro cuadrado del cual no debes salir a no ser que te rebeles o reveles en cierto sentido. La rebeldía no es común a todos, pero revelarse, salir de la cinta en blanco y negro, implica explotar hacia la vida. No cambiar lo que eres por máscaras que mienten. Todas las máscaras mienten y así no se puede lograr nada. La verdad la sabes por los ojos, que es lo único que la máscara no oculta.
Quiero hacerme una regresión. Tal vez así pueda aclarar un rollo que tengo con cierta persona. Algo tiene que haber, que me liga a un constante miedo a la pérdida por mi parte...ese miedo a que esa persona desaparezca y no la veas más. Es terrible. Es algo que a lo mejor es una mierda comparado con otros problemas, pero siento que es tan fuerte lo que me ata a él que algo de vidas pasadas hay. Me gustaría saber exactamente qué. Quizás así pueda evolucionar. Creo que fuimos madre e hijo, o bien padre e hija o algún vínculo demasiado fuerte para algo que no se puede desunir a pesar de todo. Ligamentos del pasado. Me gustaría que realmente existiera una máquina que te borrara las malas experiencias...algo así como un extraño resplandor de una mente sin recuerdos. Todos seríamos felices sin drogas.

27.10.05

Algo está pasando

Tengo un raro presentimiento. No sé de qué se trata pero como que las cosas no deberían ir lo bien que tendrían que ir. Podríamos decir que es algo relacionado con las fuerzas de la naturaleza. O quizás, de ciertos contorneos del destino que te derivan a lugares que no eran donde tú querías estar. Hay ciertas nubes que te pueden tapar el sol en algún momento. Aún así, creo que todo pasa por algo. No creo que sea malo lo que viene. Aunque a veces los nervios se hacen sentir con más fuerza que otros días. Me tinca que esto tiene que ver con cierto ciclo femenino que se acerca. La intuición despierta a veces más temprano, a veces más tarde pero siempre está en la mente de una forma u otra. Es el tercer ojo. Mi tercer ojo, el que ve más allá.
“Todo lo que vemos son visualizaciones nuestras. No es el ojo quien ve, sino el alma”