
Tampoco me gusta Halloween aunque debo reconocer que me aterra ver esa manada de niñitos que gritan por las calles, disfrazados de personajes terroríficos que van casa a casa pidiendo dulces. Y si les dices que no te tiran huevos o te dicen insolencias. Deberían respetar a los que no se suman a su mundo mayoritario. Si tuviera un hijo no dejaría que participara en estas cosas.
Me cargan porque se alejan de la identidad chilena. Me cargan porque están en un mundo consumista que llama a comprar para celebrar algo que ni siquiera viene de nuestras tradiciones. Me apesta, porque se supone que es algo que a futuro se traspasará de generación en generación como algo "globalizado". Nada que ver. Tal vez algunos lo encuentren fome, pero prefiero la fomedad al cinismo de hacer algo entretenido para celebrar "una fiesta" que no hacemos con sentido. Mejor ver películas de terror o simplemente agradecer que mañana es feriado para salir a carretear con tranquilidad hoy. O levantarse tarde. O no hacer nada.
Eso sí, si viviera en México participaría en la celebración que ellos tienen, en esos ritos que ven a la muerte con un sentido lúdico, lleno de calaveras y diablitos, flores de colores y serpentinas. Para ellos la muerte sí es una fiesta.
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