
El domingo ví la película Sin City y de verdad es imperdible. Oscura, silenciosa, pecadora e ilustre de las bajezas humanas. No hay que perdérsela. Nadie. Me habría gustado ser Nancy Callahan, el papel de la Jessica Alba. Sexy, pero perdida. No es que sea así, pero hay veces en que me siento de esa manera, como una muñeca que más de alguno ha visto aunque siempre vuelve a dejarla en el estante. Me gustaría que alguien de una vez por todas me sacara de aquí. No es que esté mal, pero al parecer la cobardía anula los deseos de muchos. No es mentira. Los XY se caracterizan por no tomar la decisión precisa en el momento adecuado por falta de perspectiva. No importa, los hombres ayudan a la felicidad pero no son esenciales para la vida. Al menos no al nivel del aire y del agua. Son necesidades pasajeras y sublimes que por el efecto de la imperfección humana que lamentablemente llevamos las mujeres se transforman en seres mágicos y celestiales que nos llevan a un lugar que no existe. Un paraíso. Sé donde quedan los paraísos perdidos y también sé que se vuelve de ellos con una vuelta de tuerca anclada en el hipotálamo. O en la zona donde las mujeres pueden descargar sus miedos sin temor a que las vean llorar.
Cuando estén en el cine y vean Sin City se acordarán de Tarantino. Tiene muchos guiños a sus películas. Es genial. Y mejor aún, la estética en blanco y negro. Aún así es una película noir y como tal o se la ama o se la odia. No hay términos medios. Al menos no en este caso. Una película para no olvidar y comprarla en DVD para la colección. Porque va a ser de lujo. Una joyita. Va a pasar a la historia como una excelente adaptación de cómics. Más que Batman y esas pavadas. Los súper héroes de Sin City son humanos. Y se redimen. Con sangre y dolor.
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